Seguridad del paciente en pacientes pediátricos
Este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dedica su IV jornada Mundial sobre la seguridad del paciente a la infancia.
La atención a la seguridad en la infancia implica establecer entornos hospitalarios y comunitarios donde se prevengan errores, se promueva la comunicación efectiva entre profesionales de la salud y familias, y se garantice la administración segura de cuidados, medicamentos y procedimientos. La vigilancia activa, la formación continua y la creación de protocolos adaptados a las necesidades de niñas, niños y adolescentes son fundamentales para preservar el bienestar en cada etapa de su desarrollo y garantizar unos óptimos niveles de seguridad del paciente.
Los pacientes pediátricos pueden sufrir una gran cantidad de eventos adversos (EA) relacionados con la integridad cutánea, algunos reconocidos como tales, es el caso de las lesiones por presión (LPP) y las complicaciones en heridas quirúrgicas (CHQ) y otros que aunque no reconocidos en la mayoría de políticas de seguridad del paciente como EA, cumplen con los criterios de los mismos, es decir producen daño y pueden complicar el estado de salud e incluso producir la muerte, son constatables, son prevenibles, no forman parte del curso “normal” de enfermedades o procesos patológicos, es el caso de las dermatitis asociadas a la incontinencia (DAI), las lesiones cutáneas por adhesivos clínicos (Medical adhesive related skin injuries-MARSI, en inglés), los desgarros cutáneos (Skin tears en inglés), las lesiones cutáneas por extravasación o las quemaduras accidentales en quirófano entre otras.
Las características de la piel de nuestros pequeños, junto a la utilización de una gran cantidad de dispositivos clínicos en su atención, resaltan la importancia de la prevención de todos estos EA, ya sea en pacientes en entornos de cuidados agudos, ya sea en el cada vez mayor número de casos de niños con diferentes tipos de discapacitados que son atendidos en la comunidad y en sus domicilios.
En relación a la seguridad del paciente en la infancia, la OMS destaca cuatro mensajes clave:
- Los niños no son adultos pequeños. Requieren una atención segura e individualizada a sus circunstancias específicas.
- La seguridad es lo primero, siempre y en todos los entornos de atención de salud, tanto formales como informales.
- Las causas de daño, es decir de EA se conocen, así como su prevención, por lo que es importante incorporar la mejor evidencia disponible a los cuidados preventivos, y en el caso de que ocurra un EA, a su detección precoz y tratamiento.
- Una atención más segura depende de la seguridad de los sistemas y del trabajo en equipo interdisciplinar, además de la utilización de las herramientas/instrumentos metodológicos de la seguridad del paciente, es decir la notificación de EA, la monitorización epidemiológica contínua de su incidencia, el análisis de los EA más relevantes y graves y la constante evaluación de las prácticas preventivas y de los cuidados de salud cara a mejorar la seguridad de los pacientes.
- A estos cuatro mensajes clave podríamos añadirle un quinto, en consonancia con campañas anteriores de la OMS acerca de la seguridad del paciente, la necesidad de implicar y escuchar la opinión de los pacientes pediátricos en su seguridad (cuando ello sea posible) así como la de sus entornos familiares directos (madres y padres).
Y para la Jornada mundial de 2025 la OMS nos hace un ruego especial, ILUMINAR DE COLOR NARANJA edificios y monumentos emblemáticos.
En el caso de Ginebra, sede de la OMS, se iluminará el famoso chorro de agua (Jet d’Eau) en el lago Leman.
¡¡Feliz Jornada Mundial de la Seguridad del Paciente!!
Joan Enric Torra Bou