En un post reciente me referí al impacto clínico del evento adverso “Lesiones por Presión” en los hospitales en España un evento adverso evitable que continúa teniendo una elevada mortalidad y un importante consumo de recursos asistenciales. Dicho análisis se basó en la información compilada en el informe elaborado por FENIN e IQVIA, titulado Tecnología Sanitaria para mejorar la seguridad y la experiencia del paciente en el ámbito hospitalario., utilizando como fuente la base de datos de hospitalizaciones de IQVIA correspondiente al año 2023.
El documento FENIN-IQVIA incluye estimaciones detalladas sobre la incidencia de las lesiones por presión en los hospitales en España, el número de episodios anuales, los días adicionales de estancia hospitalaria y en unidades de cuidados intensivos (UCI), así como la mortalidad hospitalaria asociada a este evento adverso, diferenciando dos escenarios: el conjunto de todas las lesiones por presión y, de forma específica, las lesiones por presión de categorías III y IV, por ser las que conllevan mayor gravedad clínica, peor pronóstico y un mayor consumo de recursos asistenciales.
“La infranotificación de las lesiones por presión impide dimensionar su verdadero impacto clínico, humano y económico.”
De acuerdo con el informe FENIN-IQVIA, la incidencia de lesiones por presión de cualquier estadio en los hospitales españoles en el año 2023 se sitúa en el 0,17%, lo que equivale a 64.121 episodios anuales. Sin embargo, esta estimación difiere de forma muy significativa de otras fuentes de referencia ampliamente consolidadas en nuestro país, como la serie de estudios nacionales de prevalencia de lesiones por presión y otras lesiones cutáneas relacionadas con la dependencia (LCRD) del GNEAUPP. En el último estudio publicado (2022), se observó una prevalencia del 7,7% de lesiones por presión, a la que se añaden un 0,9% de lesiones por fricción y un 0,9% de lesiones combinadas, alcanzando una prevalencia global del 9%, con un 83% de lesiones de origen nosocomial, lo que permitiría estimar una incidencia hospitalaria aproximada del 5,85%. Esta cifra resulta 34 veces superior a la reportada por FENIN-IQVIA, una discrepancia que no puede atribuirse únicamente a diferencias metodológicas y que apunta de forma consistente a un problema estructural de infranotificación de las lesiones por presión en los registros clínicos y administrativos, con el consiguiente impacto en la infraestimación de su carga clínica, asistencial y económica.
En el presente post me voy a centrar en la mortalidad asociada a las lesiones por presión y a su impacto en la utilización de camas hospitalarias.
“Las lesiones por presión siguen siendo tratadas como un daño colateral, cuando en realidad son un evento adverso prevenible.”
De acuerdo con el estudio FENIN-IQVIA en España se producen 365 muertes anuales, que si extrapolamos según la incidencia estimada de acuerdo con los estudios del GNEAUPP serían 12.410 muertes anuales.
(en base a una estancia media de 6 días y a una ocupación del 90%)
En cuanto a la utilización de camas hospitalarias a causa de las lesiones por presión incidentes en los hospitales en España, estaríamos hablando de entre 80.839 y 2.748 526 días de hospitalización atribuibles a las lesiones por presión incidentes y de entre 14.297 y 486.000 días de estancia en UCI.
“Una incidencia del 0,17% no describe la realidad clínica: describe la pobreza de los registros.”
Dicho de otra manera para aquell@s a quienes no les importan las personas fallecidas por un problema tan banal como son para ell@s las lesiones por presión, pero si les importa el dinero,
A modo de conclusión…
Ante estos datos, y ante la peligrosa negligencia institucional de ignorar, y no poner todos las medidas, los recursos y las políticas necesarias para abordar, de una vez por todas, el problema de las lesiones por presión, uno se queda sin palabras ni argumentos ante lo que sin lugar a dudas es una crisis sanitaria oculta (a muchos ojos que no quieren ver).
“Las lesiones por presión no solo consumen camas: consumen dignidad, seguridad y confianza en el sistema.”
Bajo la dimensión humana, me preocupa que muera 1 de estas entre 365 ó 12.400 muertes anuales, por un problema evitable en un altísimo porcentaje de casos.
Y ante estos argumentos, me surgen algunas cuestiones,
¿Es ético y humano tolerar esta situación?
¿Cuál será el próximo paso para que las autoridades de salud se tomen de una vez por todas este problema en serio, que aparte de las grandes consecuencias que tiene para el Sistema de Salud, está exponiendo a los profesionales de la salud a un elevado riesgo de demandas legales?

