Empezamos la serie de casos clínicos de heridolog@s con alma, con un caso muy especial, el de Gladis Camargo, una gran enfermera argentina apasionada por cuidar a personas con heridas y un claro exponente de los que es curar con el alma.
Gladis era de esas personas que dejan huella, y ¡¡menuda huella!!.
Para empezar decirles que Gladis es, que yo sepa, la única enfermera del mundo a quien en vida le dedicaron una calle con su nombre, concretamente en su querido Campo Herrera, allá por su Tucumán, también conocido en Argentina como el jardín de la República, además de una canción…
Gladis nos dejó hace poco tiempo, pero es como si aún estuviese entre nosotros, ¡¡y de hecho lo está¡¡
Esta entrevista es un poco diferente, es una entrevista hecha con los hijos de Gladis, que unos cuantos tenemos el honor de considerar como nuestros primos en Tucumán y quienes, dado el imparable empuje de su madre, se convirtieron de hecho en su mano, mejor dicho, sus cinco manos derechas, y aunque ninguno se dedicó profesionalmente al mundo de las heridas, de la mano de su madre se convirtieron en embajador@s del bien hacer en el cuidado de las heridas.
Os presentamos pues a Gladis, una gran y visionaria enfermera, me atrevería a decir, una Florence Nightingale a caballo entre los siglos XX y XXI, a quien empezamos a conocer cuando venía desde muy lejos a nuestros congresos del GNEAUPP. La calidez de Gladis hizo que se fuese acercando a nosotros y que compartiese con nosotros sus tres grandes pasiones, sus pacientes con heridas, su familia y sus incontables nietos, y como no, ¡¡su querido Tucumán¡
A medida que Gladis iba viniendo a nuestros congresos empezamos a descubrir, y sobre todo a disfrutar, esta encantadora e incansable abuelita, siempre con una sonrisa en la boca, que lo atesoraba todo, bolígrafos y libretas para sus nietos, libros y material educacional de soporte sobre heridas para sus discípulos en la Universidad de Tucumán, y sobre todo muestras y más muestras para poder tratar a sus pacientes. No creo exagerar si afirmo que Gladis obraba de tanto en tanto el milagro de los apósitos y otros materiales al multiplicar los beneficiarios de sus muestras.
Llegó un momento en el que se produjo una combinación de factores, por un lado la edad y estado de salud de Gladis, y por el otro, su energía sin fin y sobre todo, sus equipajes de vuelta impresionantes, que hicieron que Gladis tuviese que venir a España acompañada de algunos de sus cinco hijos, y esto nos permitió descubrir que además de sus queridos pacientes y nietos, Gladis contaba con un equipo excepcional de cinco hijos que estaban al servicio de “mamá”, también nuestra mamá o para no entrar en conflictos familiares, nuestra querida tía Gladis
A través de Gladis conocimos a sus hijos Menina (Gladis), Alejandra, a Pedro, a Pablo, a Gustavo, a las parejas de todos ellos y al ingente ejército de nietos, a quienes a modo de ejemplo del estilo de Gladis, su abuela les hizo a todos y a cada uno de ellos un regalo muy especial, ¡¡un instrumento de música!!.
Si ya de por si Gladis era un torbellino, no les cuento el efecto multiplicador de Gladis al lado de sus cinco hijos, uno organizándole un evento, el otro la logística, el otro acompañándola, el otro realizándole una presentación, el otro recogiéndola a altas horas de la noche de su consultorio, el otro organizando un asado para la familia de España y el gremio de “remises” de Tucumán (un servidor aún no he descifrado la diferencia entre un remís un taxi o un Uber) a su servicio…..
Como claro ejemplo del poder de trabajar en equipo surgió la idea de esta entrevista a seis manos, ¡muchas gracias Menina por hacer de portavoz de tus hermanos y ayudarnos a conocer, y sobre todo por permitirnos disfrutar de quién fue Gladis Camargo…
Gladis Rosa Camargo de Guaraz nació en Tafí Viejo, una ciudad de ferroviarios en la provincia de Tucumán, Argentina, el 24 de febrero de 1932. Nos contaba Gladis siempre con orgullo de madre y de abuela, la “abu”:
Mi familia, es decir, mis 5 hijos y 18 nietos son mi mayor alegría.
Mi carrera profesional siempre estuvo vinculada a la Universidad Nacional de Tucumán, donde mi formación estuvo marcada por mi vocación de cuidar de manera integral a las personas.
Gladis se graduó el año 1956 como “Nurse” y visitadora de salud pública en la Facultad de Medicina de San Miguel de Tucumán, República Argentina. En el año 1976 obtuvo el título de licenciada en Enfermería por la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Tucumán.
En el año 1968, Gladis, una enfermera inquieta, innovadora y rompedora que por aquellos entonces ya tenía tres hijos, y cuando no habían ni Erasmus, ni facilidades para el intercambio de alumnos, se trasladó por un año a Sao Paulo para cursar, gracias a una beca de la OMS, un postgrado en administración de enseñanza en enfermería y un postgrado en pedagogía y didáctica aplicada a enfermería en la Escuela de Enfermería de la Universidad de Sao Paulo. No se fue sola, ella no lo sabía aún, pero lo hizo con otra hija de incógnito, Gladis junior (alias Menina para más señas).
En 1992 Gladis realizó un postgrado de enfermería especializada en diabetes en Buenos Aires, y en 1996 un curso de postgrado de cicatrización en la Universidad Hebrea Argentina Bar Ilan de Buenos Aires. En 1998 cursó un postgrado de formación de monitoras en tratamiento de heridas en el Hospital del Salvador-Universidad de Chile y el 2005 culminó su formación con un postgrado de actualización profesional en avances en diabetes del Departamento de Posgrado y Cátedra de Práctica Hospitalaria de la Facultad de Bioquímica, Química y Farmacia de la Universidad Nacional de Tucumán.
A lo largo de su vida laboral Gladis fue profesora Licenciada en Enfermería, directora y profesora de la Escuela de Enfermería de la Universidad Nacional de Tucumán, enfermera especializada en diabetes, por la Sociedad Argentina de Diabetes, experta en cuidados de heridas y úlceras por presión certificada por el GNEAUPP, presidenta de la Sociedad Científica Grupo de Estudios de Heridas y Úlceras por Presión. GEHUPP de Tucumán. Argentina y miembro fundador y vocal de la Sociedad Iberoamericana sobre Úlceras y Heridas (SILAUHE).
¿Qué relación tuvo Gladis con el mundo del cuidado de las personas con heridas?
Desde los inicios de su carrera profesional, su interés y vocación guiaron sus pasos a combinar la enfermería junto a la especialización en el cuidado de heridas, especialmente en el ámbito del pie diabético y desde el tratamiento del pie diabético fue profundizando en el cuidado de todo tipo de heridas.
¿Cómo entró Gladis en este mundo de las heridas?
Para Gladis, sus pacientes eran ante todo su gran prioridad, por lo que el desafío de encontrar las herramientas, técnicas y tratamientos más eficientes para la curación de heridas le llevaron a la especialización en éste ámbito, lo que le abrió las puertas de instituciones , asociaciones y también a conocer a especialistas, mucho de ellos profesionales de la enfermería y de otras disciplinas generosos con su saber y experiencia.
Para poder atender a sus pacientes, Gladis abrió una consulta al lado del despacho de su marido que era notario, así pues, en la sala de espera coincidían personas que iban a arreglar algún trámite administrativo junto a la cantidad ingente de pacientes de toda condición que acudían a la consulta de Gladis.
Ahora este espacio es una sala de arte que regenta uno de sus nietos, pero que tiene el nombre de “El consultorio” en honor al trabajo que Gladis hizo allí.(Podéis buscar en Instagram Consultorio. Espacio para el arte actual en San Miguel de Tucumán. San Lorenzo 634.
¿Cómo vio y sintió Gladis la evolución del mundo del cuidado de las personas con heridas en tu trayectoria profesional?
A Gladis siempre le preocupó el ver una gran asimetría entre los sistemas de salud e instituciones dedicadas a la formación en el área de enfermería, donde en muchas ocasiones nos contaba que se seguían aplicando los sistemas de curaciones de heridas tradicionales por cuestiones de formación de los recursos humanos y costos y un desconocimiento o resistencia a las innovaciones en el tratamientos de heridas.
¿Cuál creéis que es la contribución o logro más importante de Gladis en el mundo del cuidado de las personas con heridas?
En alguna medida, sentimos que ha sido una precursora en la innovación y que siempre asumió el compromiso de difundir los conocimientos adquiridos en la cátedra a su cargo. Tenía la obsesión de que las nuevas generaciones de enfermeras fueran los nuevos agentes de cambio en el mundo de los cuidados integrales de las personas con heridas.
Dejar conformada la Sociedad Científica Grupo de Estudios de Heridas y Úlceras por Presión.-GEHUPP – en Tucumán, trabajar conjuntamente con sociedades como el GNEAUPP y ayudar a formar la SILAHUE, sin lugar a dudas son elementos que conforman su importante legado.
¿Qué experiencia con un paciente que impactó a Gladis querríais compartir?
Había una vez una familia que buscaba a una enfermera que era conocida para curar a su pequeña. Buscaban desde hace tiempo a una enfermera que curaba heridas delicadas para que le aliviara su dolor en su columna por su postura y el estar tanto tiempo de reposo.
Gladis nos contaba orgullosamente, “Yo tenía un auto que necesitaba control mecánico. Un día buscando al mecánico, llegué a un taller y el mecánico era el papá de esa pequeña.”
Desde ese día, nuestros caminos se cruzaron, viendo crecer, acompañando y curando a la pequeña que creció y hasta su fiesta de 15 años disfrutamos, ella estaba preciosa, vestida de princesa en su silla de ruedas”.
¿Hay alguna anécdota en relación al cuidado de personas con heridas que te gustaría contarnos?
Esta es una anécdota indirecta que vivimos de primera mano Menina y un servidor…
Tras el congreso del GNEAUPP en Tarragona, al que Gladis acudió junto a su hija Menina, y después de una estadía en Barcelona, llegó el momento de la despedida… Estábamos en el mostrador de facturación del aeropuerto y Gladis a parte de ciencia y sentimientos, llevaba una maleta que pesaba más de 40 quilogramos llena de muestras, documentos, regalos para sus nietos, y obviamente el empleado del mostrador de facturación nos dijo que semejante maleta no se podía facturar…………..
Junto a Menina fuimos a comprar otra maleta y repartimos la ingente cantidad de contenido entre dos maletas al límite de su peso pensando, esto nos va a costra una fortuna….., pero la empleada de la aerolínea nos sonrió y no le cobró nada… ¡¡quién le iba a cobrar a esta encantadora abuela¡¡, eso si, Menina y un servidor taquicárdicos..
¿Cuál creéis que nos diría Gladis es el reto más importante que tenemos hoy en día en el cuidado de las personas con heridas?
Sin lugar a dudas, la formación del recurso humano/profesional y en las instituciones especializadas / hospitales / sanatorios la necesidad de la valoración de costos – beneficios – bienestar sobre la implementación de las nuevas técnicas de curaciones y los insumos necesarios.
¿Cuál podría ser la asignatura pendiente de Gladis en relación con el cuidado de personas con heridas?
Su obsesión era la formación del recurso humano en todos los niveles y centros de salud donde las enfermeras para que las enfermeros y cuidadores puedan tener una formación adecuada que prime una mirada de cuidado integral de las personas, acciones en la prevención y la implementación de las curaciones de heridas con los apósitos de cura en ambiente húmedo y otras técnicas avanzadas. …
¿Qué le recomendaría Gladis a una futura enfermera que se esté formando en relación con el cuidado de personas con heridas?
Sin lugar a dudas Gladis le diría que esas heridas a curar son señales de muchos componentes: desde la soledad y el olvido de esa persona, hasta la negligencia y falta de los cuidados en los centros de salud. Que no está curando una herida. Está curando a una persona con una herida; que la asistencia debe ser global para sanar: alimentación, cuidados, posturas, calzados, etc.
¿Os gustaría explicarnos algo más de la vivencia de Gladis con el cuidado de personas con heridas o sencillamente algo más que querais compartir?
Gladis era una mujer muy apasionada y comprometida también con los más desfavorecidos. rs por ello, que entre otras muchas iniciativas Gladis se apasionó con un proyecto, para ella muy especial, su escuela del “Campo Herrera”, una zona muy pobre cerca de Tucumán. Gladis con su energía y empeño sacó al “Campo Herrera” del anonimato, consiguió que se construyesen y dotasen una escuela y un centro de salud, y estaba muy orgullosa de trabajar con los alumnos para que estos fuesen agentes de salud en sus casas. Decía orgullosamente, que a partir de los niños podíamos llegar a la salud de los padres….
Y me comentaba orgullosamente, Joan, ¡¡esto es enfermería comunitaria en su esencia ¡¡
Uno de los muchos logros de Gladis en el “Campo Herrerra” fue el conseguir que con el tiempo, algunas de estas alumnas pudiesen contar con recursos para poder formarse como enfermeras universitarias en la escuela de Enfermería de la Universidad de Tucumán.
Y en el “Campo Herrera” le dedicaron una calle, algo de lo que se sentía muy, pero que muy orgullosa..
¿Cómo y cuándo conocisteis a Joan Enric…?
Por esas cosas del destino, no sabemos bien como, ya sabéis que Javier Soldevilla es otro incansable, le llegó a su consultorio particular una invitación para asistir a un congreso en España. Cuando vió la propuesta nos dijo, ¡tengo que ir! Y fue a sacar los pasajes. De alguna forma se acomodarían los números para poder llegar.
Al llegar el recibimiento y las bienvenidas por parte de la gente del GNEAUPP le emocionaron; no dimensionó en ese momento todo lo que sabían de su carrera.
Junto a Javier y Joan Enric también conoció en España y en Latinoamérica a muchas personas con las cuales se forjaron vínculos de amistad, compañerismo y de trabajo en equipo. Especialistas de todo el mundo con un alto nivel profesional nos hermanamos, formamos grupos de estudio e investigación en evidencias científicas y técnicas de curaciones. Y en lo humano nos hicimos también amigos, compartimos casa, familia, inquietudes, amigos, congresos..
Y como broche de oro, la organización del congreso de la SILAHUE en Tucumán el año 2014. Allí Gladis fue muy feliz llevando a su otra gran familia de las heridas, de Latinonamérica, España, Italia y Portugal a su querido Tucumán.
Y como que no solo de heridas vive el/la heridolog@, recomiéndanos una canción/música (haremos una lista de Spotify).
Esta pregunta es peligrosa… o cuanto menos un reto… Gladis tiene un hijo músico, más bien un trovador del siglo XXI comprometido con la música popular, tiene una nieta Candela que canta cómo los ángeles y también tiene otros nietos que aman la música..
Para la familia, hay un simbolismo que se conjuga en la flor del lapacho, árbol típico de Tucumán y el poder de sanación de las manos artesanas de curar de muestra madre.
Les dejo esta versión de la canción Flor de lapacho , escrita por nuestro hermano Gustavo, quien se inspiró en los valles tan hermosos que rodean a Tucumán, como es el bello paraje de Anfama, en la sierra de Aconquija.
La hermosa poesía es obra de Gustavo Guaraz y la dulzura en la melodía es de Gustavo y Christian Romano es una de sus canciones favoritas.
Y Gladis venía de un hogar donde el tango no podía faltar. Uno de los Tangos que a Gladis le gustaba cantar era Nada y lo hacia con mucha nostalgia.
Y como no Luna de Tucuman , es como un himno en Tucumán, ¡¡su Tucumán¡¡.
Recomiéndanos un libro…..
El “Manual de atención integral a las heridas” del GNEAUPP…..
Gladis atesoraba los libros. Su casa tenía una biblioteca en cada rincón o espacio apto para aprovechar y hacer una biblioteca. Fuentes de saberes e inspiración, pasaba horas de días y muchas largas horas, rodeada de sus libros y sus anotaciones.
Un día, sus amigos del GNEAUPP le regalaron el “Manual de atención integral a las heridas” y este para ella se convirtió como un libro sagrado en el más amplio concepto. Por su información, imágenes, tamaño y calidad de la edición la tenía maravillada. Lo cuidaba como un tesoro.
Generosa; como siempre, se dispuso a compartir su saber y todos los recursos que le hacían llegar o lo que traía de los congresos. Llevó su atlas a una reunión y se lo prestó a una colega. Para ella era importante que se conozca lo último y más novedoso para la formación profesional. De esa reunión regresó sin su manual. Aprovechando un descuido, el libro desapareció. Nunca lo pudo recuperar pese a la insistencia, pedidos y gestiones que realizamos todos para recuperar ese libro. Su intención era donarlo a su escuela de enfermería. Al final, el libro no iba a generar más saberes.
Nunca se olvidó. Le causó una profunda pena y desilusión. Pero después Javier y Joan Enric tuvieron la oportunidad de regalarle en persona, y en Tucumán, una nueva edición del manual….
Recomiéndanos un lugar especial.
Gladis era una ciudadana del mundo, viajó por muchos países. Disfrutaba de viajar, y más si era para congresos por que se reuniría con sus colegas y amigos del alma. Pero si una ciudad le cautivaba, esa era Barcelona. Sin lugar a dudas, Barcelona.
Suspirando decía: -“sólo un océano nos separa”
Acabamos esta entrevista con una estrofa de la canción “Flor de Lapacho” dedicada a Gladis…
“Cura mis heridas, pequeña flor del Tucumán”.
Menina Guaraz (en nombre de toda la familia de Tucumán) y Joan Enric Torra (en nombre de la “otra” familia de Gladis).
En mis años de estudiante en la Escuela Universitaria de Enfermería de la Facultad de Medicina, tuve el placer de esos años de estudiantes conocer a la Señora Profesora Lic. Gladys Camargo de Guaraz, durante toda mi carrera de estudiante ocupo el cargo de Directora de la Escuela, una persona con un Ser divino, seria, pero su sonrisa te desarmaba, es cierto que parecia una abuelita, pero lleno de sorpresas, recta, etica, siempre corriendo por los pasillos, con sus zapatitos con tacos, la recuerdo asi!! Llena de vida, de ganas de hacer, fue una de las docentes, en esos momentos era la Directora, que más nos apoyo para mostrar nuestra investigacion en el Pais de Chile en el primer congreso internacional que participe y siempre recorde esa insistencia de hacer conocer lo que hacemos, que tenemos compromisos y responsabilidad en el cuidado de la persona. Gracias Profesora Guaraz.