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Tenemos ocasión de volver a hablar con Dr. J. Javier Soldevilla Agreda y aprovechamos para preguntarle su opinión sobre diversos temas.
 

Javier, ¿Crees que la pandemia de COVID ha incidido en el problema de las lesiones por presión?

J. Javier Soldevilla Agreda

J. Javier Soldevilla Agreda

Sin duda alguna. Fueron meses turbulentos, por el desconcierto, el desconocimiento, la sobrecarga inmensa de los servicios sanitarios y una nube que lo envolvía todo: el miedo. En tales circunstancias, y eso habla de la debilidad de algunos cuidados fundamentales en prácticas clínicas seguras, aparcó en algunos contextos todo lo relacionado con la prevención de lesiones por presión y otras LCRD en el credo de su escasa repercusión, en el ámbito domiciliario por las restricciones para cuidados básicos ejercidos por ausencia de cuidadores familiares y profesionales, en las residencias de mayores por la gravedad de muchos de los residentes y en muchas áreas de hospitalización, por el hacinamiento, la inmovilidad, y el escaso recurso humano en zonas declaradas “de guerra”, donde el ejercicio de cuidar era de alto voltaje, en unidades muy especializadas como las Unidades de cuidados intensivos, con muchos pacientes pronados que apenas respiraban.

Hablar con despecho de la retirada de estos cuidados preventivos en muchas situaciones no resolverá ese aumento de pacientes ulcerados que creció exponencialmente en los dos últimos años, pero debiera servir de alarma sobre la debilidad de esta práctica de seguridad que creíamos afianzada, en momentos de crisis.  Son centenares de pacientes en la era Covid que desarrollaron lesiones por presión de gran severidad, que se dejaron a su suerte o recibieron según su fortuna, una atención “a distancia” y claramente deficiente. La lección está servida.

¿Cómo ves el panorama de la Seguridad del Paciente y la integridad cutánea después de la pandemia de COVID?

Me gustaría decir que esta pandemia ha sido un revulsivo para aumentar la cultura de la seguridad entre profesionales, pero en este espacio concreto del cuidado de la piel no lo veo reflejado. Si bien es cierto que estamos volviendo poco a poco a la normalidad en cuanto a la atención sanitaria –con mermas claras sin subsanar- no sé si hemos recuperado esa adhesión a programas de prevención de LCRD arraigadas en muchas organizaciones sanitarias y socio-sanitarias o así lo creíamos.

Creo firmemente que los cuidados enfermeros a nuestros mayores son de calidad, están basados en la evidencia, pero no son tantos como los que precisa la ingente cantidad de personas mayores que componen nuestra población. Es tiempo de hacer una revisión profunda de las bases que sustentan la atención profesional que requieren y merece este grupo de personas de nuestra sociedad, que la construyeron para nosotros.”

 

¿Crees que el Sistema de Salud ha aprendido de la pandemia en relación con la Seguridad del Paciente y la integridad cutánea?

No sé si hemos aprendido en otros escenarios con maneras de hacer y pensar en términos de seguridad, pero parece desdibujada, por la letalidad de la infección, la repercusión habida en términos de lesiones cutáneas, claramente relacionadas con prácticas clínicas erróneas, ineficientes o inexistentes. La insuficiente cultura de seguridad general entre profesionales se acentúa, por desconocimiento o desprestigio, en esta materia y estimo que deberemos volver a reeditar con formación y sensibilidad esas habilidades para evitarlas desde el minuto cero del contacto con el sistema de cuidados.

¿Crees que el Sistema de Salud está más preparado ahora para otra posible pandemia?

Quizá sí, en términos globales. La improvisación está suficientemente ensayada y espero superada, la organización y provisión de recursos de primera necesidad espero afianzadas y llenas las trincheras. No hemos cultivado en este tiempo inmediato, más plácido, el cuidado de esos profesionales que ahora estamos saliendo del caos. Nuestras organizaciones siguen en muchos casos maltratándonos, en son a veces esclavista de trabajo, relevos, descansos, sustituciones. En esa debilidad por fatiga de los profesionales, el descuido del cuidador, encuentro el principal escollo si mañana hubiéramos de enfrentarnos a una nueva “guerra”. Debemos reeditar en términos de seguridad la disminución de la incidencia de lesiones por presión y otras LCRD en todos los niveles asistenciales, como un objetivo real y con actuaciones y recursos acompasados a ello.

“Un deseo único y clave para el 2023, una petición a todos los actores implicados en la Seguridad del Paciente: aumentemos la cultura y madurez en seguridad del paciente entre profesionales y niveles asistenciales.”

 

Como director del GNEAUPP, ¿Qué novedades tenéis para el  año 2023?

Es amplio el abanico de las actividades y convocatorias que empiezas este mismo mes, primero del nuevo Año. Con vuestro permiso:

¡La agenda está bien llena!

Javier, como pionero de la enfermería geriátrica en España, ¿Cómo ves la situación de los cuidados de enfermería a nuestros mayores?

Después de la borrasca que ha empañado de forma singular durante este tiempo de pandemia al sector socio-sanitario, donde de manera estelar laboran muchos de los profesionales de la enfermería gerontológica, diría que saliendo de una época gris. Su presencia en muchas residencias de mayores en nuestro país en esta época, con profesionales y abnegadas intervenciones, han quedado deslucidas por el surco de las muchas muertes que se han dado en esos espacios. Creo firmemente que los cuidados enfermeros a nuestros mayores son de calidad, están basados en la evidencia, pero no son tantos como los que precisa la ingente cantidad de personas mayores que componen nuestra población. Su presencia es en muchos casos simbólica y el liderazgo en el equipo de cuidados, difícil cuando no imposible, en términos de cantidad que no de calidad. Es tiempo de hacer una revisión profunda de las bases que sustentan la atención profesional que requieren y merece este grupo de personas de nuestra sociedad, que la construyeron para nosotros.

 

“Debemos reeditar en términos de seguridad la disminución de la incidencia de lesiones por presión y otras LCRD en todos los niveles asistenciales, como un objetivo real y con actuaciones y recursos acompasados a ello.”

 

¿Cómo ves el presente y el futuro de la enfermería geriátrica en España?

A pesar de la ralentización en su implementación, la simbólica presencia de especialistas en esta materia en los centros asistenciales, entiendo que es sin duda la especialidad de este siglo XXI. Su presencia se hace necesaria en todos los niveles asistenciales donde se cuiden de personas mayores, como equipos consultores en atención comunitaria y hospitales, como líderes y coordinadores de equipos en centros socio-sanitarios. Nadie como ellos para acercar una atención científica, ponderada, sensible, en la detección y resolución de problemas de salud, crear el clima adecuado, con intervenciones dirigidas a las necesidades variantes de este grupo de población, cada vez más amplio y heterogéneo. Es preciso disponer de estos profesionales especializados sin demora, con ofertas de puestos de trabajo con este perfil en todas las Regiones. Su formación y experiencia rentabilizará la inversión en clave de efectividad clínica, calidad de vida mantenida, morbilidad y autonomía.

Javier, cómo alma de la revista GEROKOMOS, ¿Qué nos puedes contar de este importante recurso?

Gerokomos es un depósito de logística, almacenaje y distribución de la ciencia en el ámbito de la enfermería gerontológica y las heridas y caja de resonancia para divulgar y compartir estos mandamientos y descubrimientos científicos. Cumpliremos este recién estrenado año, treinta y tres años ininterrumpidos de vida, no sin esfuerzo, como publicación de acceso abierto a todos, convencidos del papel relevante que esta biblioteca imperecedera, aporta a los clínicos e investigadores para seguir actualizando sus conocimientos. Un buque escuela abierto a científicos y clínicos, una plataforma donde compartir estudios y experiencias, un espacio donde sumar a la comunidad científica en estos campos del conocimiento. Sigue intacto el espíritu que recorrió aquellas primeras páginas y aspiramos a renovar cada año y engrosar, con el máximo rigor científico, los trabajos que avalan y guían el quehacer de enfermeras de la vejez y estudiosos de las heridas.

¡Muchas felicidades por estos 33 años!

Y para acabar, y como lista de deseos para este año que empezamos, ¿Qué mensajes clave sobre Seguridad del Paciente e Integridad Cutánea darías a la audiencia de PreventNews?

Un deseo único y clave, una petición a todos los actores implicados en la Seguridad del Paciente: aumentemos la cultura y madurez en seguridad del paciente entre profesionales y niveles asistenciales. Desde la formación, al registro, de la infranotificación a la mejora en la metodología del análisis y la gestión de los eventos adversos, de la preocupación a la implicación, son estaciones a recorrer. Desde el ámbito del cuidado de pacientes en situación de riesgo de padecer lesiones por presión y otras lesiones cutáneas relacionadas con la dependencia, una llamada a no bajar la guardia, a extremar las medidas de protección y a no minusvalorar estos procesos, mayoritariamente evitables. Por un 2023, donde la Prevención de estas lesiones como Derecho Universal sea una realidad.

Muchas gracias Javier Soldevilla por tus palabras y deseos, que esperamos que se hagan realidad.

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