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Hoy estamos con José Julio Sastre, de Lorca Marín, por edad, el decano de los profesionales que trabajan en la industria relacionada con el cuidado de las heridas, una gran persona con muy fuertes valores y un entusiasta valedor de la prevención y de las cosas bien hechas. La experiencia de José Julio es un claro ejemplo de la dinámica, evolución y compromiso de las pequeñas empresas de origen familiar en trabajar conjuntamente con los profesionales y el Sistema de Salud.

 

José Julio Sastre, háblanos un poco de ti.

Soy licenciado en farmacia y actualmente Director Técnico de Lorca Marín SA. Nuestra empresa inicialmente se dedicaba exclusivamente a la fabricación y venta de suturas quirúrgica estériles. A finales del siglo pasado iniciamos la actividad en la venta y fabricación de superficies especiales para el manejo de la  presión (SEMP), sobre todo de sistemas estáticos, incorporando posteriormente superficies dinámicas. Actualmente tenemos una amplia gama de sistemas de prevención y tratamiento de úlceras por presión, procurando incorporar a nuestra línea los últimos desarrollos tecnológicos para cubrir todas las aplicaciones y niveles de riesgo y adaptarnos a las necesidades de los pacientes, los profesionales y las organizaciones que prestan cuidados de salud.

“Sigo pensando que queda aún mucho por hacer. Personalmente creo que nuestro sistema sanitario invierte más en tratamiento que en la prevención. Unos sistemas adecuados de prevención tienen un costo importante a primera vista, pero un sistema de prevención permite evitar los elevados costos de tratamiento de úlceras desarrolladas no sólo de uno sino de muchos pacientes a lo largo de su vida útil, por lo que una política de inversiones enfocada en la prevención supondría reducir sensiblemente el costo de los tratamientos a nivel nacional, que es del orden del 5% del gasto sanitario.”

 

¿Cómo veis la situación de la prevención  de las lesiones por presión y la Seguridad del paciente en España?

El cambio de situación desde que comenzamos a trabajar estos productos en los años ochenta del pasado siglo es patente. Recuerdo que en esa época era difícil encontrar sistemas de prevención más allá de los cambios posturales, el uso de almohadas y como mucho, finos sobrecolchones de PVC con “burbujas” que mediante una pequeña unidad de potencia se inflaban y desinflaban alternativamente y que eran muy efectivos en macerar la piel del paciente, (por cierto, aún siguen existiendo y en algunas comunidades autónomas continúan siendo  la base del sistema de “prevención”).

En esa época, muchos centros, que carecían de productos para la prevención declaraban que “en este centro no tenemos escaras” aunque se sabía perfectamente que no era así.

Personalmente pienso que la creación del GNEAUPP en 1994, supuso un punto de inflexión en poner de manifiesto la realidad del problema que generan la úlceras por presión (UPP), concienciar a la administración y formar al personal sanitario.

Si bien se ha avanzado enormemente en estos aspectos, no parece que la prevalencia de úlceras haya disminuido sensiblemente. Entiendo que no se destinan los suficientes presupuestos a una política  de prevención de las úlceras por presión.

 

¿Creéis que ha habido cambios en cuanto las inversiones en materiales de prevención?

Por supuesto que ha habido cambios a mejor en la inversión en sistemas de prevención y tratamiento, aunque sigo pensando que queda aún mucho por hacer. Personalmente creo que nuestro sistema sanitario invierte más en tratamiento que en la prevención. Unos sistemas adecuados de prevención tienen un costo importante a primera vista, pero un sistema de prevención permite evitar los elevados costos de tratamiento de úlceras desarrolladas no sólo de uno sino de muchos pacientes a lo largo de su vida útil, por lo que una política de inversiones enfocada en la prevención supondría reducir sensiblemente el costo de los tratamientos a nivel nacional, que es del orden del 5% del gasto sanitario.

Pero no sólo enfoquemos la cuestión a nivel económico. Las Úlceras por Presión (UPP) suponen muchas veces  un alargamiento de la estancia del paciente en el hospital y de la “intensidad de la atención” que estos requieren, con la consiguiente carga de trabajo para el ya escaso personal sanitario y una menor rotación de camas. En fin, una mayor ineficiencia del sistema por no citar el sufrimiento humano que generan a nivel del paciente, de sus familiares y del sentimiento de frustración del personal que lo atienden. Si a esto añadimos que más del 90% de las úlceras se pueden evitar si se dispone de los medios y las políticas adecuadas y que la prevalencia no parece disminuir, los cambios, sin duda a mejor, que ha habido son a todas luces insuficientes

El costo de tratamiento de las úlceras desarrolladas es mucho más alto para que desaparezcan , pero las úlceras desarrolladas  son una “una realidad”. La prevención incurre en un gasto de algo que “puede ocurrir, o no, en el futuro”. En realidad, si bien es discutible a nivel individual, cuando se habla de grandes números, no se trata de una “posibilidad” si no de una  “realidad” nada imaginaria que se puede evaluar perfectamente, gracias a las herramientas de valoración de riesgo del paciente.

 

¿Creéis que se balancean de manera correcta las variables coste, características técnicas y calidad?

Se va avanzando, pero, en mi opinión no con la suficiente rapidez. Hecho de menos una normativa independiente que permita definir de forma clara los diferentes niveles de calidad y prestaciones de las SEMP, así como sus indicaciones de uso en función del riesgo o el estadio de la úlcera, si ya se ha desarrollado, de forma que no se compare a la hora de optar por un sistema adecuado para un determinado nivel de riesgo una, digamos “colchoneta de playa motorizada” que se define como “colchón anti escaras” con motor”, con un sistema diseñado para prevenir tratar de forma efectiva las UPP  de forma eficaz y contrastada en función de su diseño, materiales y prestaciones. Creo que la situación es similar a comparar, hablando de medios de transporte de mercancías pesadas, una carretilla con un camión TIR . Optar por la carretilla porque es sensiblemente más barata y “se pueden comprar más” no es una opción inteligente. No todo vale y al final, como ocurre en muchos casos, lo barato sale caro, y en el caso que nos ocupa, puede tener muy serias consecuencias para los pacientes.

 

¿En qué nuevos proyectos estáis trabajando José Julio?

Estamos trabajando en una línea de SEMP para pediatría y neonatología. Sabemos que en el ámbito pediátrico el negocio es muy pequeño, pero desde Lorca Marin queremos ser consecuentes y apostamos por él.

En la actualidad disponemos de una SEMP dinámica, Flow Pediatric,  diseñada específicamente para pediatría que está gustando mucho por su diseño y prestaciones

Igualmente estamos introduciendo una SEMP estática, concretamente un “nido”, por eso se llama Nido,  para uso exclusivo en neonatología con unas características especialmente pensadas para este uso tan delicado, que creo que marcan un antes y un después en este tipo de productos.

También estamos trabajando en  cojines, concretamente en nuestro nueva SEMP para sedestación Flex Gel, que además de manejar las fuerzas perpendicuales (presión) y las tanegenciales (fricción y cizalla), permiten manejar el microclima evitando la maceración de la piel del paciente de forma muy efectiva, con nuevos e innovafores materiales que permiten una mejor distribución del peso y una gran aireación impensable con otros materiales actualmente en uso.

 

¿Tenéis alguna otra novedad o línea de trabajo en marcha en relación a la prevención de las LPP?

De momento es todo. En Lorca Marín tenemos un cariño especial por esta línea de productos y estamos muy agradecidos por que nos deis la oportunidad de dar nuestra opinión sobre este sector y poder comunicar nuestras novedades. Como siempre estamos encantados en poder colaborar con vosotros en estos temas y estamos siempre a vuestra disposición.

 

¡¡Muchas gracias José Julio Sastre!!

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