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Cualquier dispositivo de utilización continuada en atención de salud debería contar con un adecuado programa de limpieza,  mantenimiento e inspección definido por su fabricante a  implantar  en las institución asegurando la trazabilidad de sus acciones.”

 

La proactividad y la gestión de riesgos son sin lugar a dudas unas de las estrategias más importantes para asegurar la seguridad de los pacientes y de las personas que les proporcionan cuidados.

En la atención de salud existen una gran cantidad de circunstancias o situaciones cotidianas, que, aunque no formen parte directa de los cuidados de salud, pueden y de hecho tienen, grandes repercusiones en la seguridad de los pacientes y de quienes les cuidan.

Y hablando de riesgos potenciales, hoy nos vamos a referir al que probablemente es uno de los tipos de dispositivos que más utilizan los pacientes en su tránsito por los diferentes espacios asistenciales del Sistema de Salud, las superficies de descanso y apoyo (colchones, cojines, butacas, camillas…). Este tipo de materiales, debido a su contacto directo con los pacientes requieren de una adecuada higiene para evitar infecciones entre paciente y paciente además de un adecuado mantenimiento para que conserven todas sus características mientras son utilizados. La configuración de los mismos, generalmente a base de espumas recubiertas o protegidas por fundas, hace que si se rompe o deteriora la funda se pueda contaminar la espuma con sustancias orgánicas con elevada capacidad infectiva.

Por otra parte, los entornos asistenciales son escenarios de gran actividad en la que los recursos materiales tienen un uso intensivo, ello nos lleva a la necesidad de destacar otra importante faceta en relación con las superficies de descanso y apoyo, la importancia de disponer de adecuados y efectivos programas de mantenimiento preventivo y correctivo que aseguren que estos conservan intacta su funcionalidad e integridad.

Cualquier dispositivo de utilización continuada en atención de salud debería contar con un adecuado programa de limpieza,  mantenimiento e inspección definido por su fabricante e implantar en las institución asegurando la trazabilidad de sus acciones.

“Los colchones y las fundas pueden estar infectados por fluidos corporales y contaminantes microbiológicos” (ECRI 2018)

 

Algunos autores como el Dr. Edmond Hooker, un epidemiólogo estadounidense han estudiado variables relacionadas con la limpieza y el estado de los colchones y camas hospitalarios  destacando su incidencia en las infecciones asociadas los cuidados de salud (IACS). El año 2021 el Dr. Hooker  presentó los datos de un estudio  en la que destacaba  el hecho de que con frecuencia las fundas de poliuretano de los colchones utilizados en las instituciones de salud se desinfectan con potentes desinfectantes que no han sido testados para ser utilizados en tejidos de poliuretano, lo que se traduce en daños en las mismas.

La organización norteamericana ECRI que se centra en la mejora de la seguridad del paciente relacionada con dispositivos clínicos, destacaba en tercera posición en  su lista de los 10 mayores riesgos relacionados con la tecnología sanitaria de 2018. 

Es por ello que en Estados Unidos, tanto la FDA, como los CDCECRI y los fabricantes recomiendan la inspección rutinaria de los colchones y la sustitución de los que presenten cualquier signo visible de manchas, desgaste o daños.

El estudio del Dr. Hooker en el que se inspeccionaron 727 colchones de 4 hospitales de la red de hospitales en los Estados Unidos, aporta interesante y a la vez preocupante información que nos debería hacer reflexionar, se pudo constatar que:

  • 523 (un 72%) estaban dañados.
  • 340 (47%) requerían del reemplazo de la funda del colchón.
  • 183 (25%) requerían del reemplazo de la funda y del interior del colchón, es decir, de todo el colchón.
  • 209 (40%) de los  colchones dañados  tenían la etiqueta de su fecha de fabricación.
  • De ellos, 156 (75%) tenían una antigüedad de más de 4 años.

En cuanto  a los daños de los colchones:

  • 428 (59%) tenían agujeros en su funda.
  • 113 (16%) visibles a simple vista.
  • 315 (43%) visibles a trasluz mediante una fuente lumínica tipo LED.

Respecto a la limpieza de los colchones:

  • 173 (24%) tenían manchas en la parte superior de la funda.
  • 215 (30%) en la parte inferior de la funda.
  • 192 (26%) en la base de la funda.

Y en lo que hace referencia a las camas se identificó óxido en 175 (24%) de las partes metálicas de las camas y 65 de ellas (9%) presentaban óxido generalizado.

De acuerdo a estos datos, que sin lugar a dudas en nuestras latitudes pueden ser peores, podemos afirmar que si las superficies de descanso y apoyo representan un importante riesgo para la transmisión de IACS (Integrated Administration And Control System) y pueden ser el origen de muchos brotes de IACS al actuar  como reservorios de gérmenes patógenos, en sentido estricto, fómites.

La pandemia de COVID ha realzado la importancia de disponer de adecuados protocolos de higiene,  desinfección y mantenimiento de mobiliario que contacta con los pacientes para minimizar el riesgo de propagación de IACS a través de este tipo de dispositivos.

Y hablando de protocolos, aunque algunos se empeñen en ello, los protocolos no funcionan solos, ni solo con protocolos o carteles se van a solucionar los problemas. Para que los protocolos sean efectivos estos deben basarse en un cuatro grandes elementos:

  • Estar basados en la evidencia.
  • Disponer de los recursos materiales adecuados para implantarlos.
  • Contar con recursos humanos que los conozcan y cuenten con la adecuada formación para  para implantarlos.
  • Contar con sistemas de supervisión y auditoría que permitan evaluar de manera objetiva su adecuada implantación.

De todas maneras, y aunque lo mencionemos al final, también empezaríamos a evitar problemas antes de que sucedan en el momento de adquirir los recursos en base a su calidad y prestaciones y no exclusivamente en base a su precio; en el caso de los colchones su precio está directamente relacionado con la calidad de sus componentes; también es fundamental   gestionarlos y mantenerlos de manera adecuada y asegurar su trazabilidad. Esperemos que la implantación de la nueva directiva de dispositivos sanitarios MDR comprometa tanto a los fabricantes como a sus usuarios.

“La pandemia de COVID ha realzado la importancia de disponer de adecuados protocolos de higiene,  desinfección y mantenimiento de mobiliario que contacta con los pacientes para minimizar el riesgo de propagación de IACS a través de este tipo de dispositivos.”

 

Todo ello  cuesta dinero y exige trabajar en entornos de cultura de la seguridad, pero esta es sin lugar a dudas una de las inversiones de las que se beneficiaran directamente más pacientes e indirectamente profesionales de las instituciones de salud y la industria relacionada.

Si hacemos referencia a unos recursos más sofisticados, las superficies especiales para el manejo de la presión (SEMP), es importante destacar que en el Sistema de Salud de España hay escasa tradición en cuanto a estrategias de “renting” de este tipo de dispositivos. Este tipo de estrategias ha demostrado  en otros países de nuestro entorno  su  gran utilidad para asegurar la  dotación y gestión de dichos recursos en las mejores condiciones técnicas y de higiene.

Una vez más, aunque cuesta dinero, su impacto en la dotación, asignación a los pacientes que los necesiten, idoneidad de funcionamiento y limpieza de las SEMP justifica con creces su impacto clínico, logístico y en la seguridad del paciente.

Y no olviden, bajo una óptica de cultura de la seguridad, no hay problemas de primera o segunda categoría; de nada nos sirve que los pacientes conserven su integridad cutánea, solo por poner un ejemplo de posibles eventos adversos,  si estos pueden morir por una IACS originada por algo tan peregrino por  un pequeño agujero en la funda de una superficie de descanso, o por  una superficie de descanso mal limpiada, mal mantenida o estropeada antes de tiempo por ser de mala calidad, o que los profesionales de las instituciones de salud sufran también en sus carnes y en su salud  dichos problemas.

Una vez más podemos aplicar a la seguridad del paciente tres grandes axiomas:

“Ojos que no ven corazón que no siente”.

“Con frecuencia ignorar los pequeños problemas los transforma en grandes”.

“En la casa del pobre, lo barato es dos veces caro”.

En www.prevencionulcerasyheridas.com podrán encontrar diferentes recursos que les pueden ayudar a mitigar esta importante amenaza para la seguridad del paciente.

 

Joan Enric Torra i Bou

 

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