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De acuerdo con datos de la Unión Europea, las caídas accidentales son la causa más frecuente de lesiones en personas de edad avanzada (mayores de 65 años) seguidas de los accidentes de tráfico, las quemaduras, los ahogamientos y las intoxicaciones.

 En Europa la edad es el mayor factor de riesgo para las caídas accidentales, el 30% de los mayores de 65 años y el 50% de los de más de 80 años se caen al menos una vez cada año

Según datos del  National Health Service  británico, entre 1 y 3 adultos de más 65 años y la mitad de los mayores de 80 tienen al menos una caída accidental al año. La mayoría de estas caídas no produce lesiones graves, pero siempre hay el riesgo de fracturas o de lesiones cutáneas (heridas, desgarros cutáneos, lesiones por presión) y pueden producir pérdida de confianza en las personas caídas y sus entornos familiares y hacer que estas se encierren en si mismas  y sientan que han perdido su independencia, y en cierta manera su dignidad

Las caídas accidentales son un problema en incremento, del 2007 al 2016 han crecido un 30% en los Estados Unidos, con un gran impacto tanto en la salud, como en la calidad de vida de quienes las sufren. Además representan importantes costes, según datos de los CDC norteamericanos,  las caídas no fatales en mayores de 65 años en los Estados Unidos cuestan 50 000 millones de dólares en gastos de salud mientras que las fatales cuestan 754 millones.

El riesgo de caídas aumenta con la edad y es mayor en las personas que han sufrido caídas anteriormente. Muchos medicamentos  de uso común  (p. ej., medicación para tratar la hipertensión, las alergias, los trastornos del sueño, la ansiedad o la depresión) pueden aumentar el riesgo de caídas. De acuerdo con la evidencia, tomar más de 5 medicamentos aumenta el riesgo de caídas. Otros factores que pueden aumentar el riesgo de caídas son la mala visión y/o audición; el consumo de alcohol; el calzado inadecuado, con tacones  o suelas resbaladizas; la debilidad muscular; el equilibrio deficiente; alteraciones podológicas  y entornos desordenados o desconocidos con mobiliario inadecuado y objetos que pueden entorpecer la marcha. También existe un riesgo importante de caídas accidentales en pacientes con enfermedades neurológicas degenerativas que pueden afectar a la estabilidad (demencias, Parkinson, esclerosis, secuelas de ictus) así como en patologías que producen debilidad muscular en las extremidades como la miositis por cuerpos de inclusión

Algunos investigadores han constatado la realidad de las caídas accidentales de personas mayores en España. En un estudio en un centro de cuidados intermedios publicado el 2016 se estimó una incidencia de caídas del 6,3% en el grupo de pacientes mayores de 65 años ingresados, mientras que en otro estudio de 2015 que seguía durante un año a  una muestra  de 772 ancianos  que vivían en la comunidad,  el 28,4% (IC95%: 24,9; 32,1) de estas personas presentaron al menos una caída y un 9,9% (IC95%: 7,4; 11,4) presentaron múltiples caídas durante el año de seguimiento.

Las caídas accidentales son un importante problema de Seguridad del Paciente en personas institucionalizadas. Se trata de un Evento Adverso que puede tener consecuencias, tanto en las personas que las sufren, como en sus cuidadores en el momento de realizar maniobras para la recuperación de estos pacientes, de hecho, los trastornos musculoesqueléticos en espaldas y extremidades  producidos por el manejo de cargas son la causa más importante de bajas laborales en personal sanitario.

Si consideramos las caídas accidentales como un problema de salud, estas son susceptibles de ser abordadas en los tres niveles de prevención.

En la prevención primaria educando a pacientes y cuidadores en la prevención de caídas accidentales y valorando el riesgo de caídas, pero también se debería tener en cuenta y abordar de manera decidida su prevención secundaria mediante acciones específicas para actuar precozmente y reducir los daños, tanto en pacientes como en cuidadores, que las caídas accidentales pueden producir. Acciones decididas en la prevención primaria y secundaria de las caídas accidentales minimizarían o harían innecesaria en muchos casos su prevención terciaria, es decir la rehabilitación e inserción de los pacientes que han sufrido caídas accidentales.

Comoquiera que tal como la epidemiología nos confirma, las caídas accidentales no son un problema aislado o puntual, si no que se trata de un problema epidemiológica y humanamente relevante, tanto en personas institucionalizadas como en personas mayores que viven en sus domicilios, es muy importante definir acciones y planes para poder atender de la manera más segura y efectiva a las personas caídas.

“Las caídas accidentales no son un problema aislado o puntual, si no que se trata de un problema epidemiológica y humanamente relevante, tanto en personas institucionalizadas como en personas mayores que viven en sus domicilios”.

 

Existen algunas campañas institucionales al respecto e iniciativas como la del National Health Service para enseñar a la población en riesgo a como actuar ante una caída con recursos específicos e incluso   vídeos explicando a las personas caídas en sus domicilios como levantarse del suelo.

Las caídas accidentales al ser un problema de alta incidencia no deberían abordarse como una emergencia puntual con acciones improvisadas en un contexto de emergencia, con los elevados riesgos que ello conlleva, tanto para pacientes como cuidadores, si no que es muy importante que se planifique de manera anticipada la actuación ante las mismas.

Tanto para entornos institucionales como para entornos domiciliarios es muy importante que se definan planes de actuación ante las caídas. El NHS los define en el caso de los pacientes domiciliarios como:

“Nadie quiere sufrir una caída, pero si vives solo o pasas mucho tiempo solo, debes planificar qué vas a hacer, con quién vas a contactar y cómo van a llegar hasta ti. Cuanto antes reciba ayuda tras una caída, menos probabilidades tendrá de sufrir miedo innecesario, angustia y complicaciones como úlceras por presión y deshidratación”

La actuación segura de los profesionales de la salud ante una caída implica una serie de medidas que se engloban bajo el acrónimo RESCAT-Caídas (Recuperación segura de caídas accidentales), las cuales se han de adaptar y contextualizar a tres entornos diferenciados, las instituciones de salud, los domicilios y los contextos de emergencias.

  • Definir un sistema de comunicación del incidente para poder movilizar los recursos humanos necesarios.
  • Definir equipos de actuación con responsabilidades definidas
  • Disponer de recursos adecuados. En este sentido los dispositivos recuperadores de caídas (DRC) son imprescindibles para poder actuar de manera segura y efectiva, tanto para las personas caídas, como para los profesionales o cuidadores que las van a asistir
  • Valorar de manera sistemática las posibles lesiones en el paciente caído
  • Recuperar a las personas caídas con DRC que aseguren la efectividad de las maniobras de recuperación y la seguridad de los pacientes y cuidadores así como la dignidad de las personas caídas.

Es muy importante que tanto la administración como las instituciones de salud se tomen en serio la actuación ante las caídas y protocolicen planes RESCAT-Caídas.

Con ello, a parte de reducir el impacto humano y económico de las caídas e incrementar la Seguridad del Paciente, también se van a conseguir otros importantes objetivos como evitar institucionalizaciones de personas que están en sus domicilios ante el riesgo y la impotencia que representan las caídas, tanto para ellas, como para sus entornos de cuidados.

La implantación de planes RESCAT-Caídas requiere de:

  • Definir circuitos específicos de actuación ante las caídas accidentales
  • Definir protocolos específicos de actuación
  • Dotar a las instituciones y a los domicilios de riesgo de dispositivos para la recuperación de caídas (DRC)
  • Formar inicial y periódicamente  a las personas implicadas en la recuperación de persona caídas
  • Hacer simulacros periódicos para mejorar la práctica e identificar posibles puntos de mejora

De una manera resumida, con los planes RESCAT-Caídas, se puede mejorar la efectividad de los esfuerzos y actuaciones de todas las personas implicadas en la recuperación de una persona caída, se puede reducir el estrés y las consecuencias originadas por las caídas accidentales, tanto en pacientes como en cuidadores, y sobre todo, se pasa de una actuación improvisada, con los importantes riesgos que ella conlleva, a una actuación planificada.

 

Joan Enric Torra-Bou

 

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