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Hoy, 12 de abril, celebramos la jornada nacional de la atención primaria, una jornada que debería servir para realzar la importancia del concepto, el modelo y la filosofía de la atención primaria, así como del importante trabajo que desarrollan quienes trabajan en el primer nivel de atención y puerta de entrada  de los usuarios al  Sistema de Salud.

Esta jornada también debería servir para que quienes tienen responsabilidades políticas prioricen, más allá de las palabras y gestos cara a la galería, este elemento fundamental para el Sistema de Salud y la sociedad del bienestar que es la atención primaria.

Hablar de atención primaria es hablar, entre otros muchos elementos, de tres facetas fundamentales, la promoción de la salud, la prevención y la atención domiciliaria como espacio de la comunidad en el que viven no pocos conciudadanos, quienes bajo la óptica de la integridad cutánea, presentan o están en elevado riesgo de padecer problemas relacionados con la misma.

Bajo la óptica de la seguridad del paciente, no podemos hablar de ésta en su totalidad o integralidad si no tenemos en cuenta la interacción de los tres niveles asistenciales, la atención primaria, la atención especializada y la atención sociosanitaria; muy frecuentemente, y en el caso de la integridad cutánea, los eventos adversos que se originan en uno de estos niveles asistenciales tienen de hecho serias consecuencias y repercusiones en los otros niveles.

“Muchas familias no ingresarían a sus seres queridos en costosos recursos como las residencias si tuviesen el adecuado soporte de recursos humanos y materiales en sus domicilios para poder cuidarlos adecuadamente.”

También es importante que se actualice lo que consideramos como  eventos adversos, es decir, problemas de salud evitables, que no se corresponden con el curso clínico normal de una enfermedad y que pueden tener serias consecuencias en la salud y calidad de vida de quienes los sufren y en sus entornos de cuidados inmediatos es el caso, además de las lesiones por presión de otros problemas como las lesiones cutáneas por dermatitis asociada a la incontinencia, los desgarros cutáneos y otras lesiones cutáneas relacionadas con la dependencia.

Si la prevención de eventos adversos relacionados con la integridad cutánea deja, en no demasiadas ocasiones mucho que desear en la atención hospitalaria y más aún en la atención sociosanitaria, la situación en el caso de los pacientes atendidos en la comunidad es aún más dramática al recaer exclusivamente la misma en una responsabilidad de los entornos familiares de los pacientes quienes deben sufragar en muchísimas ocasiones de sus bolsillos  los recursos preventivos (cuidado de la piel, cuidado de la incontinencia, superficies especiales para el manejo de la presión etc..), mientras que paradójicamente tienen acceso a la financiación de productos para el tratamiento de dichos eventos adversos, ¡¡sin lugar a dudas un contra sentido¡¡, más si tenemos en cuenta que muchas familias no ingresarían a sus seres queridos en costosos recursos como las residencias si tuviesen el adecuado soporte de recursos humanos y materiales en sus domicilios para cuidarlos adecuadamente.

Si la enfermería es en esencia cuidar, es crucial que la enfermería comunitaria pueda ayudar a que las familias cuiden de manera segura y efectiva a las personas en riesgo de lesiones en su integridad cutánea en la comunidad.

Ello implica  que además de una dotación adecuada de enfermeras y de otros miembros del equipo de salud,  las enfermeras comunitarias tengan la formación adecuada, dispongan de los recursos materiales y organizativos adecuados, los puedan gestionar de manera óptima y analicen el impacto de estos elementos bajo la óptica de la seguridad del paciente monitorizando la incidencia de eventos adversos, generando a su vez  evidencia acerca de estos en entornos de cuidado informal o delegado y como siempre en seguridad del paciente aprendiendo de los errores para que estos  no vuelvan a suceder.

Reitero una vez más, una correcta prevención cuesta dinero, pero bajo el punto de vista de la salud, de la calidad de vida y de la calidad asistencial, ¡las inversiones en prevención son inversiones de alta rentabilidad, tanto sanitaria como social¡

Y hablando de rentabilidad, un hecho que me preocupa enormemente, justo el día de la Jornada nacional sobre la atención primaria leo por casualidad  una noticia acerca de  Amazon Care, “el nuevo negocio de atención primaria”  que propone  Andy Casi  , el CEO de Amazon, mucho me temo que  la rentabilidad de la atención primaria como negocio se basa más en la enfermedad que no en promover hábitos y conductas saludables, prevenir las enfermedades y mucho menos invertir para la seguridad de los pacientes en la comunidad y en los domicilios. Por otra parte, al menos un servidor, ya sabe  en qué se basa el modelo de negocio de entidades como la que nos ocupa e intentar actuar en consecuencia….

Cuando el rio suena, agua lleva…, y no es de extrañar que algunos políticos  por pasiva, que no por activa ya que quedarían retratados, hagan todo lo posible para que no se desarrolle la atención primaria con todo su potencial infradotandola de los recursos necesarios y estén obcecados en reducir impuestos, reducción que ya saben dónde va a impactar, en la atención de salud, en la atención social y en la educación…, es decir en una mayor desigualdad y equidad.

Joan Enric Torra i Bou

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