“Las lesiones por presión son sin lugar a dudas uno de los eventos adversos más importantes relacionados con los cuidados.”
Con este post quiero iniciar una serie de reflexiones acerca de la utilización de indicadores epidemiológicos en la seguridad del paciente centrándome en la realidad de los eventos relacionados con la integridad cutánea.
Aunque la seguridad del paciente en la integridad cutánea debería abarcar, además de las lesiones por presión a otros tipos de lesiones cutáneas relacionadas con la dependencia como las dermatitis asociadas a la incontinencia y lesiones combinadas por presión-humedad, presión-fricción, lesiones por cizalla, lesiones multicausales y desgarros cutáneos (Skin tears), voy a a referirme como ejemplo a las lesiones por presión; de todas maneras, los elementos que voy a describir y analizar son extrapolables al resto de lesiones antes enumeradas.
Las lesiones por presión son sin lugar a dudas uno de los eventos adversos más importantes relacionados con los cuidados. Nos referimos a las lesiones por presión como un evento adverso, ya que son incidentes, es decir una circunstancia que no debería producirse en relación al curso de la enfermedad, que son prevenibles y que pueden causar daños a quienes los sufren e incluso llevarles a la muerte.
“No podemos hablar de seguridad del paciente sin conocer la incidencia de los eventos adversos.”
La prevención de las lesiones por presión, es al menos de palabra, una prioridad para las instituciones y los diferentes sistemas de salud, aunque la realidad epidemiológica nos muestra que se trata de una prioridad que no se cumple en nuestro país. En el Blog Piel Segura ya nos hemos referido al hecho de que una cosa es la seguridad del paciente, un concepto que implica tener en cuenta toda una serie de elementos para disminuir la incidencia de eventos adversos y otra es realizar actividades aisladas o descontextualizadas de prevención. Nadie pone en duda que las actividades de prevención de lesiones por presión forman parte de la seguridad del paciente pero no estamos hablando de sinónimos.
La seguridad del paciente requiere de tener al menos una información de partida acerca del problema que queremos abordar. Para ello la epidemiología es imprescindible y en este sentido es muy importante que diferenciemos entre los dos grandes indicadores epidemiológicos, la prevalencia y la incidencia:
- Utilizando el ejemplo de las lesiones por presión, nos referimos a la prevalencia como: el número de pacientes que en un momento dado de tiempo (normalmente un día) presentan al menos una lesión por presión en un espacio determinado (unidad, planta, institución, programa, comunidad..) dividido por el número total de pacientes que hay en este momento en dicho espacio. La prevalencia se presenta en porcentaje. Ejemplo de cálculo de prevalencia: 10 pacientes con al menos una lesión por presión en la UCI del Hospital XXX el día 5-7-21 /40 pacientes ingresados en la UCI del Hospital XXX el día 5/7/21; 10/40: 25%.
- El otro gran indicador es la incidencia, en este sentido, nos referimos a la incidencia acumulada de lesiones por presión como: el número de pacientes que han desarrollado al menos una nueva lesión por presión mientras han sido atendidos o cuidados en un espacio determinado (estancia o ingreso en una unidad de hospitalización, quirófano, urgencias, institución, programa de atención domiciliaria…), dividido por el total de pacientes atendidos en este espacio. La incidencia acumulada también se presenta en porcentaje. Ejemplo de cálculo de la incidencia (acumulada) de lesiones por presión: 8 pacientes que desarrollan al menos una lesión por presión mientras están ingresados en la UCI del Hospital XXX durante el mes de julio de 2021/122 pacientes ingresados en la UCI del Hospital XXX durante el mes de Julio de 2021; 8/122: 6,55%
La prevalencia es un indicador transversal, es decir en un momento determinado, que carece de dinamismo, por ejemplo una fotografía, mientras que la incidencia es un indicador longitudinal que nos permite ver el dinamismo de un fenómeno a modo de película.
Si con la seguridad del paciente queremos reducir la ocurrencia o incidencia de eventos adversos, el primer paso para ello es saber cual es su incidencia antes de emprender acciones, paso que se debe continuar con la monitorización de dicha incidencia. Queda pues meridianamente claro que no podemos hablar de seguridad del paciente sin conocer la incidencia de eventos adversos.
Desgraciadamente muchas instituciones sólo tienen datos de prevalencia de lesiones por presión justificándose en que no tienen tiempo para calcular la incidencia; esta circunstancia determina que nos se pueda medir con exactitud el número de pacientes que desarrollan lesiones por presión mientras son ingresados y que se actúe lenta y tardíamente con información parcial.
No deja de ser sorprendente que muchos sistemas de salud basen sus estrategias de seguridad del paciente en pedir a las instituciones que tutelan solo datos de prevalencia. En el caso de las lesiones por presión esto representa que estos sistemas no se toman en serio o desconocen el alcance de dicho problema.
Si la seguridad del paciente implica notificar los eventos adversos, mediante la notificación de los mismos ya tenemos un primer elemento para poder calcular su incidencia, es decir saber el número de pacientes incidentes; a partir de esta información es muy fácil implementar en los registros electrónicos el cálculo de la incidencia y cruzarlos con el número de pacientes ingresados, para poder por tanto disponer de las cifras de incidencia y tomar decisiones en tiempo real.
De que utilicemos la inicidencia o la prevalencia va a depender que podamos saber si nuestros esfuerzos en prevención son efectivos o no y de si realmente estamos optando por la seguridad del paciente o denominamos con dicho nombre algo que no es.
De esta sutil diferencia va a depender que muchos pacientes sufran o no eventos adversos y que estos se perpetúen en las instituciones….
En próximos posts continuaremos hablando del tema
Joan-Enric Torra i Bou