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A estas alturas, está claro que la Seguridad del Paciente no debería basarse solo en meras declaraciones de intenciones, brindis al sol o palabras bien sonantes.  La Seguridad del Paciente, es, guste o no, mucho más que declaraciones, necesita de un marco de referencia a nivel nacional, regional y local que permitan definir y consolidar espacios dónde se prestan cuidados de salud de manera segura en entornos con una Cultura de la Seguridad.

El recurso principal y básico de cualquier organización son las personas que trabajan en ellas, y en la Seguridad del Paciente es fundamental tener en cuenta a las personas que tendrán que llevarla a cabo, en nuestro caso, los profesionales que integran el equipo interdisciplinar de atención de salud, quienes además van a tener que interactuar con otros actores como los cuidadores y los pacientes. Por lo tanto, la Seguridad del Paciente no empieza ni se circunscribe solo al Sistema de Salud, sino que también debería tener en cuenta al lugar en el que se forma a los profesionales de la salud, es decir, a la Universidad y al Sistema Educativo.

Un requisito fundamental para conseguir un Sistema de Salud lo más seguro posible es que quienes trabajan en él tengan la mejor y más actualizada formación acerca de la Seguridad del Paciente en sus diferentes ámbitos de actuación y responsabilidad. Los profesionales de la salud, permítanme la expresión, no nacen como tales, se hacen mediante complejos programas de formación, los cuales deberían ser acordes con las necesidades de salud de la población y estar perfectamente alineados con las directrices maestras de los Sistemas de Salud en los que van a trabajar que deberían reflejarse en los correspondientes Planes de Salud.

“La Seguridad del Paciente no empieza ni se circunscribe solo al Sistema de Salud, sino que también debería tener en cuenta al lugar en el que se forma a los profesionales de la salud, es decir, a la Universidad y al Sistema Educativo.”

 

En el caso que nos ocupa, el cuidado de la integridad cutánea,  es, o debería ser, una prioridad para todos los niveles asistenciales, atención primaria, atención hospitalaria y atención sociosanitaria, lo mismo que la necesidad de configurar una Cultura de la Seguridad del Paciente basada en prácticas seguras acordes con la evidencia disponible y aplicadas por todos los profesionales del equipo interdisciplinar de salud, evitando al máximo la variabilidad clínica tanto para promover la equidad de los cuidados, como para asegurar una óptima y racional utilización de los recursos.

No priorizar el cuidado de la integridad cutánea es ignorar y dar la espalda a un importante problema de salud, tal como la evidencia nos muestra  acerca de  la epidemiología de problema como las lesiones por presión en nuestro país.

Un servidor terminó sus estudios universitarios el año 1982 y aún recuerda, en su primera suplencia como enfermero de atención primaria, el reto que le representó tener que tratar a un paciente con una lesión por presión de categoría IV en su domicilio…. Hoy en día esta situación no creo que diste mucho de lo que sucedía hace 40 años, con el añadido de que ahora disponemos de muchos más recursos para curar, y por tanto, la toma de decisiones es más compleja, a la vez que tenemos muchísima más evidencia acerca de cómo se desarrollan las lesiones por presión y como estas se pueden prevenir de manera efectiva.

En lo que hace referencia a la formación sobre el cuidado de la integridad cutánea de los nuevos profesionales, nos encontramos en España con una situación un cierto paradójica; los contenidos formativos en los grados de enfermería son por lo general muy escasos, a menudo se abordan de una manera parcial e insuficiente, dependen muchas veces del voluntarismo de algunos profesores, y no están en sintonía con el avance del conocimiento científico acerca del cuidado de las heridas. La existencia de un modelo de acceso al  profesorado universitario dificulta en extremo el compartir la práctica clínica de excelencia con la docencia, alejando  de la formación  a quienes están al lado de los pacientes.

En un estudio del Dr. Ángel Romero de la Universitat de Girona publicado en el año 2015 en el que analizaba los contenidos sobre heridas en los 114 centros donde se impartía el grado en enfermería en España (1), en el 63.1% de los centros no se especificaba en ninguna asignatura el concepto de ‘Prevención de úlcera por presión’, en cambio, en el 62,1% se mencionaba ‘Tratamiento de úlceras por presión y otras heridas crónicas’.  Es decir, muy pocos contenidos de prevención y escasos de tratamiento. De acuerdo con el Dr. Romero, la optatividad era una vía que permitía profundizar en algunos aspectos que se habían ofrecido (o no) durante las asignaturas obligatorias del grado. A pesar de ello, en España, actualmente solo existen tres centros donde puede realizarse una optativa exclusivamente relacionada con heridas (Universidad de Alicante, Universidad del País Vasco y Universidad de Girona).

Se trata sin lugar a dudas de una situación nada halagüeña para la formación de los futuros profesionales ante un importante reto clínico al que de bien seguro se van a enfrentar de inmediato cuando se incorporen al mundo laboral en cualquier de los tres niveles asistenciales., e insisto, a la epidemiología me remito.

“Es responsabilidad de las instituciones de salud y de sus gestores, así como de las autoridades de salud, asegurar que todas las personas que trabajen en ellas cuenten con la formación continuada adecuada para garantizar unos máximos niveles de Seguridad del Paciente en el mantenimiento de la Integridad Cutánea.”

En el caso de otros profesionales como los médicos y fisioterapeutas, la formación clínica acerca de la integridad cutánea es aún más escasa, prácticamente es inexistente, lo que entre otras cosas, además del riesgo implícito para los pacientes a su cargo, va a dificultar enormemente el trabajo en equipo.

En este sentido, organizaciones como el GNEAUPP en España o la European Wound Management Association (EWMA) en Europa, hace tiempo que trabajan en la definición de currículos específicos sobre el cuidado de las heridas y de la integridad cutánea para incorporarlos a los programas de formación de grado (2,3,4) y asegurar una adecuada formación teórico-práctica para los futuros profesionales de la salud.

Lo mismo sucede con la Seguridad del Paciente, un concepto que ya desde un principio, y por coherencia con su filosofía,  debería imbricarse en el ADN de los planes formativos de los diferentes grados de profesionales de la salud, para de esta manera formar a profesionales comprometidos y activos en pro de la Seguridad del Paciente y de los entornos de Práctica Segura, quienes a su vez  además de ser actores proactivos, deberían servir  de estímulo y de cuestionamiento para el Sistema de Salud y  los diferentes profesionales que trabajan en él.

El Sistema de Salud necesita de nuevos profesionales que interioricen entre sus prioridades la Seguridad del Paciente y el cuidado de la integridad cutánea, de la misma manera, que en un mundo en constante evolución que tiene que afrontar nuevos retos, también requiere que los profesionales que ya trabajen en él puedan contar con la mejor formación y los mejores recursos materiales y organizativos para poder trabajar hacía las máximas cotas de Seguridad del Paciente, o lo que es lo mismo, acercarse al error cero y minimizar el efecto de los posibles errores.

Es responsabilidad de las instituciones de salud y de sus gestores, así como de las autoridades de salud, asegurar que todas las personas que trabajen en ellas cuenten con la formación continuada adecuada para garantizar unos máximos niveles de Seguridad del Paciente en el mantenimiento de la Integridad Cutánea. Para ello, además de los recursos materiales y organizativos, es prioritario asegurar que el recurso básico para la Seguridad de los Pacientes, los profesionales de la salud, cuentan con la formación básica procedente de su formación de grado, así como una adecuada formación continuada acorde con la evolución del conocimiento científico y de las políticas específicas de la Seguridad del Paciente en Integridad Cutánea de cada institución.

La Seguridad del Paciente y el cuidado de la Integridad Cutánea son conceptos eminentemente transversales, en los que todo suma cara a conseguir reducir al máximo los errores, y en esta suma, la formación de los profesionales que trabajan, o que van a trabajar en el Sistema de Salud es un requisito fundamental para poder garantizar y potenciar esta transversalidad.

 

Al ser estas políticas, al igual que la evidencia sobre la integridad cutánea, conceptos dinámicos, es fundamental que las instituciones de salud reacrediten periódicamente los conocimientos y habilidades de los profesionales que las integran, de la misma manera que se hace ante situaciones como, por ejemplo, la parada cardio-respiratoria. Si miramos cuantos pacientes mueren por parada cardio-respiratoria en una unidad o entorno de cuidados convencionales y cuantos sufren y mueren por lesiones por presión podremos constatar la importancia de los programas de formación continua y certificación en el cuidado de la integridad cutánea.

Y en la  Seguridad del Paciente no nos podemos permitir el lujo de tener asignaturas pendientes o desfasadas, tanto en la formación de los nuevos profesionales del Sistema de Salud, como en quienes están trabajando en él. No hacerlo es poner en riesgo a muchas personas y malbaratar recursos en problemas de salud evitables.

¡¡Feliz y sobre todo Seguro 2023!!

 

Joan Enric Torra i Bou

 

(1) Romero-Collado A, Raurell-Torreda M, Zabaleta-del-Olmo E, Homs-Romero E, Bertran-Noguer C. Course content related to chronic wounds in nursing degree programs in Spain. J Nurs Scholarsh. 2015;47(1):51-61. doi: 10.1111/jnu.12106.

(2) Soldevilla-Ágreda JJ, Pancorbo-Hidalgo PL, Torra-Bou JE, Romero-Collado A, Verdú-Soriano J, García Fernández FP. Asignatura sobre el cuidado de las personas con lesiones cutáneas en el grado de enfermería: competencias y propuesta de contenidos. Gerokomos 2022; 33(1): 33-7.

(3) Holloway S, Pokorná A, Janssen A, Ousey K, Probst S: Wound curriculum for nurses: Post- registration qualification wound management – European Qualification Framework level 7, J Wound Care, 2020; 29(7 Sup7).

(4) Pokorná A, Holloway S, Strohal S: Wound curriculum for nurses: post- registration qualification wound management – european qualification framework level 5.  J Wound Care. 2017;  26: Suppl 12.

 

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