Un año más celebramos la Jornada Mundial de la Enfermería. De la misma manera que hablar de enfermería es sinónimo de hablar de cuidados, hoy más que nunca, y aún con la resaca de la pandemia de COVID que ha puesto a la enfermería a prueba, y ésta ha demostrado a la sociedad su contribución fundamental y compromiso profesional y humano dentro del Sistema de Salud, un pilar básico del estado del bienestar. Estos aspectos reconocidos por la ciudadanía, e hipócritamente aplaudidos, y después ignorados por parte de algunos que toman las grandes decisiones del Sistema de Salud, destaca la importancia de la necesidad inexcusable de cuidar a las enfermeras, es decir, cuidar a los cuidadores, para que todo el sistema funcione adecuadamente,
Si cuidar es un concepto que atañe a las 24 horas del día, 7 días a la semana y 365 días al año, cuidar a las enfermeras va mucho más allá de acordarse solo de ellas un día al año y hacer brindis al sol y declaraciones rimbombantes y de cara a la galería.
Si queremos un Sistema de Salud seguro, y dentro de él unos cuidados seguros, es imprescindible que él mismo tenga una adecuada dotación de enfermeras, en nuestro país seguimos a la cola de Europa en relación con el ratio enfermeras/habitantes. Se las ha de retribuir de la manera adecuada y en concordancia con su nivel de formación, las responsabilidades que asumen y el impacto que su actividad laboral representa para sus vidas personales y familiares, y que de una vez por todas la sociedad reconozca la penosidad laboral que ello conlleva y facilite, al igual que otros colectivos, su jubilación a los 60 años.
La seguridad del paciente, además de profesionales cualificados, también requiere de entornos basados en la cultura de la seguridad y de práctica segura de los cuidados, los cuales no son posibles sin ambientes y entornos que cuiden y que cuenten con las mejores condiciones laborales para quienes trabajan en ellos.
“Es imprescindible retribuir a las profesionales de la enfermería de la manera adecuada y en concordancia con su nivel de formación y las responsabilidades que asumen.”
En este sentido, las enfermeras, como cualquier profesional de alta cualificación, también necesitan poder desarrollarse y crecer profesionalmente, trabajar en entornos de trabajo positivos, ser gestionadas bajo un enfoque humanístico y competente de la gestión, y no como meros números, conciliar su vida laboral y personal, -en un colectivo ampliamente femenino-, poder compatibilizar su trabajo clínico con la investigación y la docencia, poder acceder a las posiciones y centros de decisión en atención de salud, y sobre todo, ser escuchadas y tenidas en cuenta.
En resumidas cuentas, hacer atractiva la enfermería, una de las disciplinas más antiguas y bellas que existe, mantener, fomentar e incentivar el talento en ella, y asegurarnos de que tenemos el recambio generacional necesario, haciéndola atractiva a nuestra juventud. Son muchas las voces que hacen énfasis en los problemas presentes y futuros que atañen a la falta de enfermeras. Post falta de enfermeras
Y que nadie se llame a engaño, una sociedad que no tenga en cuenta la opinión y el punto de vista de las enfermeras y que no tenga una adecuada dotación de enfermeras cualificadas, motivadas y reconocidas, es una sociedad que lo va a tener muy difícil para sobrevivir, al menos con unos niveles adecuados de salud y calidad de vida.
Que absurdo, cortoplacista y caro es formar a enfermeras cualificadas, para que estas tengan que emigrar a otros países, sólo porque en ellos encuentran mejores condiciones, y a la par tener que importar enfermeras de otros países, o lo que es más grave, disminuir la cualificación de las personas que nos tienen que cuidar.
En la casa del pobre, y nuestro Sistema de Salud es pobre por activa -por quienes temerariamente quieren quitarle recursos-, y por pasiva -por quienes descaradamente no lo dotan de los recursos necesarios, miran hacia otro lado y no toman valientes decisiones, lo barato suele salir dos veces caro.
Si la sociedad no cuida a quienes la cuidan, ¡¡quién la va a cuidar!!
Y permitanme que dedique este post a una enfermera muy especial para mí que nos ha dejado recientemente, una enfermera que se sentía orgullosamente enfermera de “Santa Madrona”, que inculcó a sus hijos unos sólidos valores e hizo todo lo posible e imposible para que sus hijos se pudiesen formar, que estaba enormemente satisfecha de que su hijo fuese enfermero y pudiese haber crecido profesional y humanamente como tal y que ha recibido hasta el último momento de su vida unos cuidados de calidad manteniendo la piel intacta a pesar de llevar cinco años encamada¡¡ A ella y a su esposo y compañero les debo muchísimo de lo que soy y les estaré siempre agradecido. ¡¡Un beso a los dos ahora que estáis juntos de nuevo!!
Como dice y ejerce, uno de mis mejores (y más grande) amigo, ¡¡es de bien nacido ser agradecido!!
Nursing Now and Nursing for Ever.
Joan Enric Torra i Bou
Un artículo fantástico Joan Enric, como todo lo que escribes.
Estoy totalmente de acuerdo contigo, sobra cualquier cosa.entario que haga, no secpuede decir mejor más claro y más preciso.
!!Muchas gracias Teresa!! Y un honor viniendo de una de las pioneras de la prevención!!