A día de hoy, es ampliamente aceptado que un elemento esencial para la Seguridad del Paciente es contar con profesionales de salud bien formados.
En el contexto de la Seguridad del Paciente y la Integridad Cutánea, el cuidado de personas con heridas se presenta en todos los niveles asistenciales, generando una gran carga de trabajo, múltiples retos clínicos, y altos costes de tratamiento. Esto también hace imprescindible el desarrollo de políticas activas y eficaces de prevención, especialmente considerando el envejecimiento poblacional y el aumento de enfermedades crónicas como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.
Estos argumentos justifican por si solos la necesidad de incluir en los planes de estudios de las carreras de Ciencias de la Salud (Enfermería, Podología, Medicina, Fisioterapia, Terapia Ocupacional, Biomedicina, Biotecnología), contenidos específicos que capaciten a los futuros profesionales en el cuidado de heridas.
Si nos centramos en la Enfermería, es una reslidad contradtada que esta, dentro del equipo transdisciplinario en atención a la salud ésta tiene un rol destacado en el cuidado de heridas y la integridad cutánea. Este enfoque en el paciente requiere, además, que otras disciplinas dentro del equipo tengan una formación básica en el cuidado de heridas para garantizar una atención integral.
Sin embargo, en cuanto a la formación de pregrado de la Enfermería en esta área, la situación es deficitaria, y en algunas otras disciplinas de ciencias de la salud, aún más, los contenidos específicos sobre heridas no se abordan o su cobertura es mínima.
Como referencia personal, cuando finalicé mis estudios de Enfermería en 1982, la formación en heridas e integridad cutánea era meramente testimonial.
Y en paralelo, ya en mi primera experiencia laboral, en atención primaria, tuve que enfrentarme al tratamiento de una úlcera por presión de categoría IV en un paciente domiciliario, lo que me permitió constatar y sufrie en primera persona el no haber recibido una preparación específica.
“Es preciso una estrecha colaboración entre la Universidad y las Instituciones de Salud para poder configurar una atención de salud basada en la mejor evidencia posible, con profesionales clínicos generando, validando y utilizando la evidencia en su quehacer diario.”
Más de cuarenta años después, en mis actividades formativas, pregunto frecuentemente a las y a los enfermeros si recibieron formación reglada en el cuidado de pacientes con riesgo o con heridas, o si al terminar su formación universitaria se sintieron capacitados para gestionar la prevención, valoración y tratamiento de heridas no complejas. La respuesta, salvo excepciones contadas, es mayoritariamente negativa; muchos, la gran mayoría, afirman que han finalizado sus estudios sin contar con las competencias necesarias para abordar adecuadamente el cuidado de heridas más prevalentes como las lesiones por presión, la dermatitis asociada a la incontinencia, las úlceras en la extremidad inferior, las ulceras de pie diabético y complicaciones en heridas quirúrgicas, entre otras.
Esta situación evidencia que algo no se está haciendo bien. La prueba está en que muchos profesionales buscan formación adicional en cursos de postgrado y en los congresos, tratando de suplir una carencia formativa, que además de incidir en la calidad de los cuidados aumenta los riesgos en la Seguridad del Paciente.
Sociedades científicas como el GNEAUPP y la EWMA son muy conscientes de esta situación y proponen currículos básicos para la formación sobre el cuidado de las heridas en los diferentes grados de ciencias de la salud Soldevilla-Ágreda JJ, Pancorbo-Hidalgo PL, Torra-Bou JE, Romero-Collado A, Verdú-Soriano J, García Fernández FP. Asignatura sobre el cuidado de las personas con lesiones cutáneas en el grado de enfermería: competencias y propuesta de contenidos. Gerokomos 2022; 33(1): 33-7 y EWMA curricula.
De otra parte, y tal como nos hemos referido en otros posts y editoriales, la flagrante falta de formación en heridas es sin lugar a dudas un caldo de cultivo para el crecimiento de actividades formativas con escasos niveles de rigor y en no pocos casos alta rentabilidad económica para quienes las imparten, así como la aparición en la era de las redes sociales, de la inmediatez, de la falta de sentido crítico, y de la dictadura de los “likes” y la superficialidad, la aparición y proliferación de “influencers”, y que algunos de ellos, en aras a afán de notoriedad personal o exhibicionísmo, o bien a otros posibles intereses no explicitados convenientemente, se dediquen a reinventar la rueda y a formar a golpe de “posts” en algunos casos con verdades a medias, justificaciones bibliográficas mal interpretadas o que no vienen al cuento para arriar el agua a su particular molino, ¡¡y que nadie o solo unos pocos se van a tomar la molestia de contrastar!!, en contenidos sobre el cuidado de heridas que en ningún momento deberían ser abordados de manera tan superficial fuera de los contextos más al uso de formación, sin lugar a dudas, ! una clara amenaza para un cuidado científico de las heridas y de la Seguridad del Paciente!!, en algo en lo que muchos llevamos luchando para conseguir y consolidar una práctica del cuidado de las heridas basada en la mejor evidencia posible.
En fin, una vez más, ¡¡A rio revuelto ganancia de pescadores!!, o lo que es peor, un alto de riesgo de que suceda que “entre todos la mataron y ella sola se murió.”
Volviendo a la enfermería, el año 2009, hace ya 15 años, apareció el grado de enfermería y con ello se modificaron los planes de estudios del antiguo diplomado en enfermería.
Durante este período de tiempo muchas cosas han cambiado, tanto a nivel de la importancia de la contribución de la enfermería al cuidado de las heridas, como de la ciencia del cuidado de las heridas, la priorización de la prevención y la Seguridad del Paciente en Integridad Cutánea y el trabajo transdisciplinar en la atención de salud, como en la dimensión epidemiológica y asistencial de los diferentes tipos de heridas, esto hace necesario, ahora que algunos empiezan a habar de la adaptación de los planes de estudio del grado de enfermería tanto a la evolución de la ciencia del cuidado de las heridas como a los retos generados por los principales problemas a los que ese enfrenta el Sistema de Salud, y créanme que el cuidado de las heridas es uno de los más importantes y a la epidemiología y el sentido común me remito.
A parte de adaptar los planes de estudio del grado de enfermería a los nuevos retos del Sistema de Salud, también es muy importante que la Universidad se adapte a los nuevos tiempos.
De poco va a servir una nueva asignatura sobre heridas en el grado de enfermería, si esta la enseñan profesionales que se dedican al100% a la docencia y que en no pocos casos hace lustros, por no decir décadas, que no han visto un paciente más allá de los libros. Esto es inconcebible en disciplinas como la medicina en la que existen figuras que combinan la docencia con la clínica, las plazas vinculadas, una figura de la que se benefician tanto la Universidad como las mismas instituciones de salud al integrar la docencia en su quehacer diario y servir de estímulo y motor de cambio tanto a la clínica como a la investigación.
Ni que decir tiene la también acuciante necesidad de incorporar metodologías docentes como la simulación, la discusión de casos, el trabajo a pie de cama, que acerquen la teoría a la realidad.
La enfermería docente en dedicación exclusiva a la Universidad probablemente ha cubierto una etapa en el desarrollo de la enfermería, pero los nuevos retos y las nuevas necesidades del Sistema de Salud, así como la evolución del conocimiento y la necesidad de especializarnos en ámbitos concretos de los cuidados, exigen adaptarse a los nuevos tiempos y necesidades con una estrecha colaboración entre la Universidad y las Instituciones de Salud para poder configurar una atención de salud basada en la mejor evidencia posible, con profesionales clínicos generando, validando y utilizando la evidencia en su quehacer diario.
Con la Universidad por un lado, y el Sistema de Salud por otro, seguro que no se va a conseguir y que se va a frustar a muchos de los futuros profesionales. La figura de plazas vinculadas de enfermeras entre la Universidad y las instituciones de salud de bien seguro que puede disminuir esta brecha y dinamizar tanto a la Universidad como a las instituciones de salud.
Si dejamos pasar esta oportunidad, al menos en lo que hace referencia a la integridad cutánea y la enfermería, vamos a tener un Sistema de Salud más inseguro, un cuidado de las heridas de baja calidad, unos alumnos de enfermería que se enfrentan a una cruda dualidad entre la teoría y la práctica y el Sistema de Salud, y especialmente la enfermería asistencial, no podrán realizar dos de las funciones más importantes que hace algo más de 40 años algunas pioneras, innovadoras y soñadoras nos transmitían, la función docente e investigadora de la enfermería, y vamos a perder una oportunidad para hacer que las enfermeras trabajen a gusto y se sientan recompensadas en su trabajo diario.
Y volviendo al título…la Seguridad del Paciente empieza en la Universidad, no después de la Universidad.
Joan Enric Torra i Bou
Para saber más:
- Romero-Collado A, Raurell-Torreda M, Zabaleta-del-Olmo E, Homs-Romero E, Bertran-Noguer C. Course content related to chronic wounds in nursing degree programs in Spain. J Nurs Scholarsh. 2015;47(1):51-61. doi:10.1111/jnu.12106.
- Esperón Güimil JA, Loureiro Rodríguez MT, Antón Fuentes VM, Rosendo Fernández JM. Variabilidad en el abordaje de las heridas crónicas: ¿qué opinan las enfermeras?. Gerokomos. 2014;25(4):171-177.
- Rumbo-Prieto JM. Grado de enfermería y competencias básicas en heridas crónicas. Enferm Dermatol. 2022;16(47):e01-e02.DOI:10.5281/zenodo.755921.
- Soldevilla Agreda JJ. Formación en heridas en el grado de Enfermería. Gerokomos. 2021;32(3).